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On domingo, 9 de enero de 2011 0 comentarios de pandas

Buenos días Pandas,
Hoy os queríamos seguir contando la extraña historia de lo que vimos en el sótano del castillo.
¿OS? :shock: ¡Ayer perdiste jugando a piedra-papel-tijera! Hice añicos tú papel con mi doble tijera  :cool: Metafóricamente hablando, claro.
De acuerdo, me toca contar lo que ocurrió. Aunque prefiero daros una buena noticia, antes de seguir con la historia: ¡La terraza del castillo ya está abierta!  :) Aquí os dejamos una instantánea del momento:
Uy, los Pandas van a necesitar una lupa para conseguir ver alguna cosa.
Así se impacientarán más por ir a ver la terraza. Yo es que soy un periodista profesional. :cool:
Ah, pues muy bien, así ya puedes escribir un informe exhaustivo sobre nuestra experiencia en el sótano del castillo. ;)
¡No hay problema! He hecho algún que otro ejercicio de Yoga para tranquilizarme. En fin, resulta que ahí estaba Paul el Niño, enfrente de la máquina expendedora. Primero, alargó los brazos hacia la máquina, y luego se tambaleó  todo el cuerpo. :???: Al principio pensé que simplemente le habían entrado escalofríos, pero después miré dentro de la máquina. Lo creáis o no, los dulces de dentro empezaron a moverse tanto que cayeron uno detrás del otro, a pesar de que Paul ni rozó la máquina. :shock: ¿Cómo lo consiguió?
No tengo ni idea, sólo sé que ¡aquí hay gato encerrado! ¡Tenemos que vigilar a Paul muy de cerca! Ya sabéis que de lo contrario podría volver a ser K… (me niego a decir el nombre).
Ojito al parche
Ella y Max

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